Experiencias inolvidables | Astroturismo: una actividad para los amantes del firmamento

En Argentina existen muchos lugares, cuyos cielos son perfectos para visualizar las estrellas y la vía láctea. Dejate tentar por esta apasionante práctica.

29 Abril de 2022

Astroturismo Imagen de archivo.

Esta apasionante rama dedicada a la astronomía y al disfrute de la observación nocturna puede practicarse en casi cualquier lugar, pero Argentina tiene uno de los cielos más limpios para que esta experiencia sea única. 

El astroturismo también es conocido como turismo astronómico y se trata de una actividad orientada a satisfacer los intereses de los astrónomos y admiradores de la astronomía. También puede ser definido como la afición a visitar lugares propicios para la observación astronómica. Para esta tarea, Argentina tiene un gran abanico de posibilidades para que los aficionados encuentren su lugar en la ruta de las estrellas.

Astroturismo.

 

Parque Nacional El Leoncito, San Juan

En el departamento de Calingasta, el Parque Nacional El Leoncito se presenta como uno de los escenarios predilectos para el astroturismo. Este complejo recibe a miles de turistas locales e internacionales ansiosos por embarcarse en la travesía estelar, preparados para vivenciar un encuentro único con el universo. Sus 2552 metros sobre el nivel del mar facilitan la tarea de acortar la distancia entre la Tierra y la atmósfera para presenciar la función. Esta famosa coordenada es una de las más importantes del país para la práctica y además cuenta con el telescopio de mayor diámetro de Argentina. 

Por su parte, el Observatorio Félix Aguilar (Cesco) también destaca en la región y se presta como un imperdible de San Juan tanto para la observación como para fotografiar las panorámicas sensacionales que lo rodean. 

 

Malargüe, Mendoza

La tierra del sol y del buen vino también es tierra de estrellas y rayos cósmicos. No te mentimos: los rayos cósmicos existen. Estas partículas subatómicas provienen del espacio viajando a velocidades cercanas a la luz y están repletas de energía, bombardeando constantemente la Tierra y produciendo un efecto llamado lluvia cósmica. Un misterio encerrado en la provincia mendocina donde participan 500 investigadores de 90 instituciones en 16 países. De dónde vienen las partículas y cómo se propagan todavía es una incógnita. Así que, con semejante mística alrededor, no es casualidad que detectar estos rayos sea casi imposible. La fascinación queda en la teoría pero la energía que se siente en el Observatorio Pierre Auger Sur definitivamente se vive en la práctica.

Imaginate que si se eligió Malargüe como sede para esta importante misión astrofísica, significa que su cielo es diáfano para la ceremonia a oscuras. Además de rayos cósmicos, las estrellas hipnotizan y se puede penetrar en el infinito negro en un abrir y cerrar de ojos. 

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Parque Astronómico de La Punta, San Luis

El campus de la Universidad de La Punta, en San Luis, aloja un espacio destinado a la divulgación científica y el aprendizaje de los astros: El Parque Astronómico de La Punta. La premisa de firmamentos despejados se mantiene y se cumple con creces. 

Las alternativas para conocer el imperdible puntano son muchas: un Planetario, el Solar de las Miradas, un espacio temático con réplicas de instrumentos pre-telescópicos, el muro “Del Big Bang a las Galaxias”, donde se muestra de forma sencilla y resumida los primeros minutos de la creación del universo, y el Observatorio Buenaventura Suárez, perfecto para que los usuarios se deleiten. 

Parque Provincial Salto Encantado, Misiones

Una cascada de agua de 64 metros, entorno selvático propio de Misiones y una experiencia cargada de historia. El Parque Provincial Salto Encantado contempla 13.227 hectáreas repletas de verde y listas para ser exploradas. Durante el día el avistaje de fauna y flora local es moneda corriente, pero por la noche también despliega alternativas astronómicas, esta vez de la mano de un guía de la nación Mbya Guaraní que explica la mirada nativa sobre la cosmovisión y las leyendas que recorren la región.

Sonidos fluviales de fondo y la luz de las estrellas transforman el entorno en un marco ideal para conectarse con la naturaleza en su estado más puro. El aire limpio del cielo obsequia un sinfín de luces pintadas entre mitos de los pueblos originarios de Argentina.

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Capilla del Monte, Córdoba

Una ciudad ubicada a los pies del Cerro Uritorco, a 1979 metros sobre el nivel del mar. La famosa elevación cordobesa es conocida por los enigmas extraterrestres y energéticos que esconde, así que el vínculo con el cosmos reflejado en lo alto es directo. De hecho, Capilla del Monte alberga el primer alojamiento argentino con cielo certificado para astroturismo por la Fundación Internacional Starlight, una entidad que protege los firmamentos nocturnos, la difusión de la astronomía y el desarrollo económico sostenible local a través de este estilo de turismo. Visto bueno enorme para ver la noche cordobesa desde otro punto de vista y sumergirse en una intensa oscuridad solo guiada por las luces tintineantes de arriba. El turismo de estrellas en su máxima expresión. 

Observatorio Ampimpa, Tucumán

El norte dice presente en la ruta de las estrellas. Todos los destinos que conforman el NOA regalan una fiesta lumínica entre sombras, pero la localidad de Ampimpa, ubicada a 2500 metros sobre el nivel del mar, es hogar de uno de los observatorios más educativos del país. El 80% de las tareas del Observatorio Ampimpa están destinadas a enseñar sobre el sistema solar. 

Un telescopio increíble permite observar la vía láctea muy de cerca, reflejándose en una pantalla blanca y habilitando una conexión trascendental. Alrededor, montañas y un paisaje alucinante para terminar de redondear la experiencia.

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Planetario Municipal “Janaxpacha Huasi” en Aconquija, Catamarca

Janaxpacha Huasi significa “casa del cielo” en quechua. Y esa carta de presentación alcanza para comprender que el imperdible de Catamarca promete (y mucho). Entre valles verdes y montañas, el planetario se eleva a 2000 metros y hace posible la percepción del mundo entre puntos luminosos distribuidos en perfecta armonía. La estructura cuenta con dos pisos, el primero con butacas para disfrutar de una proyección del cielo, y el segundo con telescopios para tomar las riendas de la experiencia y asomarse entre la inmensidad que nos rodea. 

Salinas del Gualicho, Río Negro

La Patagonia es testigo de un oasis imponente que se viste de gala para recibir a turistas de distintas partes del globo. El atractivo es evidente: interminable blanco y espejos de agua que reflejan el firmamento celeste a la perfección. Y, si bien su color albino proveniente de la sal es el más característico, cuando cae el sol los naranjas van tiñendo el paisaje para, lentamente, dar lugar al profundo negro de la noche. Ese que da una exhibición única donde las estrellas son protagonistas. 

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Campo del Cielo, Chaco

¿Sabías que hace 4500 años cayó una lluvia de meteoritos impresionante en Chaco? La provincia argentina vivió el fenómeno histórico que quedó registrado en sus suelos y cultura. Esta vez, el astroturismo se refleja en los cráteres ocasionados por el impacto, que se pueden ver al día de hoy. La joya de la Reserva Natural y Cultural Pigüen N'onaxá es el meteorito El Chaco, considerado el tercero de mayor masa que se conoce en todo el mundo. 

Planetario Galileo Galilei, Buenos Aires

Esta vez es el turno de la ciudad de Buenos Aires que, si bien es la capital de Argentina y lejos está de tener un cielo diáfano, es imposible que no entre en la conversación. Porque el paseo por sus los seductores rincones porteños puede combinarse con la contemplación de estrellas y el aprendizaje profundo sobre el cosmos. Construido en la década de 1960, está ubicado en el barrio de Palermo y contiene salas de proyección, exposiciones, un museo,  exhibiciones audiovisuales con tecnología 4D y robótica y hasta simuladores. El recreo perfecto para descansar del turismo de la gran urbe.

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¿Cuál es la mejor época?

La vía láctea y sus centelleantes amigos pueden divisarse durante todo el año en cielos libres de contaminación lumínica. Así que cualquier estación del año cumple con la premisa: lo más importante es dónde, no cuándo. Sin embargo, el invierno argentino es un buen aliado tanto para la fotografía nocturna, ya que las temperaturas altas hacen que la cámara se caliente demasiado, como para la observación de las diversas constelaciones. Obviamente la única contra es el frío clásico de la época, así que la recomendación es usar varias capas de ropa bien abrigada. Si el periplo por territorio nacional se planifica para la época de calor, tampoco decepcionará.

Un consejo: si la meta es mirar la vía láctea, entonces la travesía debería organizarse aquellos días en donde la luna no brille tanto, ya que su luz es muy poderosa y acapara toda la atención.